Concepto y Nomenclatura
Hemorragia es la salida de sangre del aparato
circulatorio. Generalmente es una extravasación, arterial o venosa; la
hemorragia de origen cardíaco es menos frecuente. La sangre puede quedar en los
tejidos, puede acumularse en las cavidades naturales del cuerpo o puede
perderse al exterior.
La infiltración hemorrágica de los tejidos
puede consistir en petequias (pequeñas hemorragias discoidales o anulares de
hasta 2 mm de diámetro) o de sugilaciones o sufusiones (hemorragias laminares
mayores; el primer término se emplea preferentemente para la piel, el segundo,
para las mucosas). Equimosis es equivalente, para algunos, a petequias, para
otros, a sugilaciones y sufusiones.
La sangre puede acumularse en el espesor
de un órgano labrándose una cavidad; dicha colección hemática se llama
hematoma.
Según la cavidad corporal en que se
acumule la sangre, se habla de: hemotórax, hemopericardio, hemoperitoneo,
hemartrosis, hematosálpinx, hematometra. Para las colecciones sanguíneas en los
espacios meníngeos suele hablarse de hematoma: subdural, subaracnoideo.
Según el sitio de origen o la vía de
eliminación de la sangre, se habla de: epistaxis (origen nasal), hemoptisis
(origen pulmonar de sangre expulsada con la expectoración), hematemesis (vómito
de sangre), melena (deposición de sangre negruzca, digerida), hematoquezia
(eliminación de sangre fresca por vía anal, originada en el recto), hematuria
(sangre en la orina), menorragia (hemorragia de origen uterino dentro del
período menstrual), metrorragia (hemorragia de origen uterino fuera del período
menstrual).
Primeros
auxilios: hemorragias y shock
El sistema circulatorio
El sistema circulatorio tiene la función de transportar los nutrientes
y el oxígeno a las células del organismo, también es el responsable de mantener
la temperatura interna del cuerpo humano. Está compuesto por (ver fig. 1) el
corazón, los vasos sanguíneos y la sangre.
El corazón es un músculo que actúa de bomba,
impulsando la sangre a través de los vasos sanguíneos.
Los vasos sanguíneos son los conductos por donde
circula la sangre. Existen tres tipos de vasos: (ver cuadro 1)
- Arterias: son los vasos que salen del corazón.
- Venas: son los vasos que van hacia el corazón.
- Capilares: son los vasos más pequeños responsables del intercambio gaseoso en tejidos y órganos.
células:
- hematíes: responsables del transporte de oxígeno.
- leucocitos: colaboran en la defensa del organismo contra las infecciones.
- plaquetas: favorecen el proceso de coagulación.
Concepto de
hemorragia y clasificación
Denominamos
hemorragia a cualquier salida de sangre de sus cauces habituales (los vasos
sanguíneos). Existen dos tipos de clasificaciones, una atendiendo al tipo de
vaso que se ha roto, siendo ésta arterial, venosa o capilar y otra atendiendo
al destino final de la sangre, o dicho de otra forma: ¿a dónde va a parar la
sangre que se pierde?. Atendiendo a este último criterio, las hemorragias
pueden ser: externas, internas y exteriorizadas.
El objetivo del
socorrista es evitar la pérdida de sangre del accidentado, siempre que ello sea
posible. Existen casos en que siendo imposible controlar la hemorragia, la
actuación consistirá en evitar el empeoramiento del estado de salud del
lesionado, concretamente ante las hemorragias internas y exteriorizadas.
Hemorragias
exteriorizadas
Son aquellas
hemorragias que siendo internas salen al exterior a través de un orificio
natural del cuerpo: oído, nariz, boca, ano y genitales.
Hemorragia de oído
Las hemorragias
que salen por el oído se llaman otorragias. Cuando la pérdida de sangre es
abundante y previamente ha existido un traumatismo (golpe) en la cabeza, el
origen de la hemorragia suele ser la fractura de la base del cráneo.
En este caso la
actuación del socorrista va encaminada a facilitar la salida de sangre de la
cavidad craneal, pues de lo contrario, la masa encefálica sería desplazada o
comprimida por la invasión sanguínea, pudiendo ocasionar lesiones irreversibles
en el cerebro. Para facilitar la salida de sangre, se debe colocar al
accidentado en Posición Lateral de Seguridad (P.L.S.), con el oído sangran te
dirigido hacia el suelo y siempre que se dominen las técnicas de movilización
de traumáticos, caso contrario es mejor no tocarlo. Control de signos vitales y
evacuación urgente hacia un Centro sanitario con servicio de Neurología.
Hemorragias de
nariz
Las hemorragias
que salen por la nariz se denominan epistaxis. El origen de estas hemorragias
es diverso, pueden ser producidas por un golpe, por un desgaste de la mucosa
nasal o como consecuencia de una patología en la que la hemorragia sería un
signo, como por ejemplo en el caso de la hipertensión arterial (HTA).
Es cierto que
muchas personas consideran la epistaxis como un suceso normal, explicación que
el socorrista no debe aceptar, pues el ser humano no está constituido para
sangrar de forma habitual y «normal».
Hemorragias de la
boca
Cuando la
hemorragia se presenta en forma de vómito, puede tener su origen en el pulmón (hemoptisis)
o en el estómago (hematemesis). Es importante distinguir su origen para así
proceder a su correcto tratamiento, para ello hay que tener en cuenta el
siguiente cuadro: (ver cuadro 2)
Hemorragias del
ano
Atendiendo al
aspecto en que se presentan las heces, podemos determinar el origen de estas
hemorragias. Son de origen digestivo cuando las heces son de color negro
(melenas) y de origen rectal cuando las heces se presentan con sangre normal
(rectorragia). Tanto en un caso como en el otro se procederá a recomendar la
consulta médica por personal especialista.
Hemorragias
vaginales
Durante el período
de gestación, la mujer no debe presentar ningún tipo de hemorragia vaginal
(metrorragia). Su presencia podría indicar la amenaza de aborto, por lo que se
debe conseguir un reposo absoluto (estirarla) por parte de la mujer y evitar
que siga perdiendo sangre. Para ello colocaremos compresas externas sobre la
vagina (sin introducir nada dentro) y cruzándole los pies los elevaremos en
espera de su traslado en ambulancia a un Hospital.
Hemorragias
externas
Son aquellas en
las que la sangre sale al exterior a través de una herida. Las hemorragias más
importantes se producirán en las extremidades, ya que son las partes del cuerpo
más expuestas a traumatismos de tipo laboral y es por donde pasan las arterias
de forma más superficial.
Los métodos que a
continuación se explican, sirven para coartar cualquier tipo de hemorragia
(arterial o venosa), aplicando cierta lógica según el método, la forma y el
lugar en donde se produce. Así, por ejemplo, el torniquete sólo se aplicará en
caso de hemorragias en extremidades.
A fin de controlar
y detener la emergencia (hemorragia), utilizaremos siempre tres métodos, de
forma escalonada, utilizando el siguiente en caso de que el anterior no tenga
éxito. Estos métodos son (ver algoritmo nº 1) la compresión directa, la
compresión arterial y el torniquete.
Compresión directa
Consiste en
efectuar una presión en el punto de sangra do.
Para
ello utilizaremos un apósito (gasas, pañuelo...) lo más limpio posible.
Efectuar la presión durante un tiempo mínimo de 10 minutos (de reloj), además
de elevar la extremidad afectada a una altura superior a la del corazón del
accidentado. Transcurrido ese tiempo, se aliviará la presión, pero NUNCA se
quitará el apósito. En caso de éxito se procederá a vendar la herida y se
trasladará al Hospital.
Este método no se
puede utilizar en el caso de que la hemorragia la produzca una fractura abierta
de un hueso o existan cuerpos enclavados.
Compresión
arterial
Cuando
falla la compresión directa, se debe utilizar este segundo método. Es de mayor
aplicación en hemorragias de extremidades, pues en el resto de zonas no es muy
eficaz. Consiste en encontrar la arteria principal del brazo (A. humeral) o de
la pierna (A. femoral) y detener la circulación sanguínea en esa arteria y sus
ramificaciones. Con ello conseguimos una reducción muy importante (no
eliminación) del aporte sanguíneo
La arteria humeral
tiene su trayecto por debajo del músculo bíceps del brazo, por lo que el
socorrista comprimirá esta zona con las yemas de los dedos.
La arteria femoral
se comprime a nivel de la ingle o de la cara interna del muslo, para ello
utilizaremos el talón de la mano o bien el puño en caso de comprimir en el
muslo.
La compresión debe
mantenerse hasta la llegada de la ambulancia o el ingreso en urgencias
hospitalarias.
Torniquete
Este método se
utilizará SÓLO en caso de que los demás no sean eficaces y la hemorragia
persista o bien cuando exista más de un accidentado en situación de emergencia
y el socorrista esté solo.
El torniquete
produce una detención de TODA la circulación sanguínea en la extremidad, por lo
que conlleva la falta de oxigenación de los tejidos y la muerte tisular,
formándose toxinas por necrosis y trombos por acumulación plaquetaria.
Condiciones de
aplicación (ver la zona de colocación en la figura 5)
- En la raíz del miembro afectado.
- Utilizar una banda ancha (no cinturones, ni cuerdas).
- Anotar la hora de colocación.
- Ejercer presión controlada. La necesaria para detener la hemorragia.
- NUNCA lo aflojará el socorrista.
Hemorragias
internas
Son aquellas que
se producen en el interior del organismo, sin salir al exterior, por lo tanto
no se ve, pero sí que se puede detectar porque el paciente presenta signos y
síntomas de shock (al igual que el resto de hemorragias).
Shock
Definiremos al
shock como el conjunto de signos y síntomas consecuentes a la falta o disminución
del aporte sanguíneo a los tejidos,
debido a la
pérdida de volumen sanguíneo o al aumento de la capacidad de los vasos.
Esto implica la
falta de oxigenación de los tejidos, por lo que si no se actúa con rapidez
puede derivar en la muerte del accidentado.
Shock hipovolémico
Es el producido
por la pérdida de volumen sanguíneo (pérdida de líquido) y se origina a causa
de hemorragias, quemaduras (lesiones por calor) o por deshidratación (vómitos y
diarreas).
Shock
normovolémico
Producido por una
detención de la circulación sanguínea (shock cardiogénico) o bien por un
aumento de la capacidad de los vasos sanguíneos, lo que origina una pérdida o
disminución de la presión necesaria para que la sangre llegue a oxigenar a los
tejidos. Puede ser de varios tipos: shock séptico, producido por infección (ej.
heridas); Shock anafiláctico, producido por alergias (ej. intoxicaciones,
picaduras...); Shock neurogénico, producido por el dolor (traumatismos en
general).
Esto implica que
cualquier lesión, si no se trata convenientemente, puede derivar en un estado
de shock por parte del accidentado. Shock caracterizado por los siguientes
signos y síntomas:
- Alteración de la conciencia (no pérdida).
- Estado ansioso, nervioso.
- Pulso rápido y débil, a excepción del shock medular.
- Respiración rápida y superficial.
- Palidez de mucosas.
- Sudoración fría y pegajosa, generalmente en manos, pies, cara y pecho.
Actuación
La actuación debe
ir encaminada a tratar en primer lugar la causa que ha producido el shock,
evidentemente siempre que ello sea posible, pues hay causas que no podrá tratar
el socorrista, como por ejemplo las hemorragias internas.
No obstante,
siempre debe actuar de la siguiente forma:
- Control de signos vitales (Soporte Vital Básico. Ver NTP 247.89).
- Tratar las lesiones (si es posible).
- Aflojar todo aquello que comprima al accidentado, a fin de facilitar la circulación sanguínea.
- Tranquilizar al herido.
- Evitar la pérdida de calor corporal. Taparlo.
Colocar
al accidentado estirado con la cabeza más baja que los pies (posición de
trendelenburg) y siempre que sus lesiones lo permitan
Evacuarlo urgente, ya que la tendencia del shock
es a empeorar.
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